Una vez dije a un espantapájaros:
(Desconozco el autor, disculpen las molestias)
-Debes estar cansado de pasarte la vida en este campo
solitario.
Y me respondió:
-El placer de espantar es algo tan profundo y duradero que jamás
me canso.
Después que reflexionara un poco le dije:
-Es verdad, porque yo también conocí ese gozo.
Y él me respondió:
-Solo pueden conocerlo aquellos que están rellenos de paja.
Entonces me marché, sin saber si me había elogiado o
insultado.
Pasó un año durante el cual el espantapájaros se convirtió en
filósofo, y cuando volví a pasar cerca de él, vi dos cuervos construyendo un
nido debajo de su sombrero.
(Desconozco el autor, disculpen las molestias)
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